Las décadas finales del s. XVIII fueron claves para nuestra ciudad, desde la habilitación del puerto de Santander para el comercio con ultramar, hasta la apertura de la comunicación terrestre con Asturias y que formó el actual cruce de Cuatro Caminos. Todo ello, favoreció el auge comercial y empresarial en Torrelavega, que con la llegada del ferrocarril en el XIX convirtió a la ciudad en eje fundamental de las transacciones comerciales y empresariales, y sede de grandes industrias nacionales.
Aunque el tiempo haya pasado, la huella de la industria sigue muy presente en la ciudad y es marca indiscutible de nuestra identidad. Os proponemos unos recorridos ideales para realizar andando o en bicicleta a la vez que disfrutamos de entornos naturales como la Viesca o las riberas de los ríos Saja y Besaya para que no os perdáis ni un detalle de lo que esconde la ciudad.